Triatlón Querétaro 16

viernes, 13 de diciembre de 2013

Entre Boston y el Bisturí

Han pasado casi 5 semanas desde que se manifestó a plenitud la lesión en mi rodilla derecha.
Visitas al médico, al fisioterapeuta, más visitas al médico, visitas al otro médico, visitas a los Rayos X... y aún no se sabe a ciencia cierta exactamente qué y de qué magnitud es el daño.

Lo único que sé por cierto, es que cuando intento trotar a pasito jonronero lo hago sin mayor problema, pero al día siguiente el dolor me impide caminar sin cojear. En la bicicleta, ni pensar; como subir escaleras, me causa dolor solo de verla. La natación es la única opción que me sigue permitiendo quemar algo de calorías. Pero soy Pez de Ciudad (hey Sabina, luego te pago las regalías) y por más que intento engancharme en un buen programa de entrenamiento para mejorar mi técnica y mis tiempos en natación, no lo logro del todo o por lo menos no a los niveles que me gustaría, a pesar de que en los últimos 30 días he logrado acumular más de 40 kilómetros de nado.

Pero volviendo al tema de la rodilla jodida: Ya con las radiografías y las imágenes del ultrasonido en mis manos, hoy tengo visita al traumatólogo. En la visita anterior, este médico me planteó dos escenarios:

1.- Un sencillo procedimiento de infiltración en la rodilla este mismo viernes, dos semanas de descanso total (y total significa total, sin ningún tipo de ejercicio, incluyendo el nado) y regreso paulatino a los entrenamientos en Enero.

2.- Cirugía por Artroscopía, por lo menos 1 mes de fisioterapias y rehabilitación y regreso incierto a los entrenamientos probablemente en febrero, en solo-Dios-sabe que condiciones y solo-Dios-sabe si con aunque fueran remotas posibilidades de poder engancharme en un programa para lograr estar a tiempo para correr Boston Marathon el 21 de Abril.

Todo depende de lo que se vea en las imágenes de Rayos X y Ultrasonido y la interpretación del especialista.
Por la auscultación que ha hecho el médico, las manifestaciones de la lesión y la muy poca inflamación que se aprecia externamente, aparentemente no hay nada roto (solo inflamación de tendón rotuliano y otros) y hay buenas probabilidades de burlar la cirugía. Eso me dijo el médico el martes lo cual me sacó un poco, aunque no del todo, de la paranoia en la que ya estaba empezando a caer.

Para Maratón de Boston ya tengo boletos de avión y reservaciones de auto y hotel para toda la familia, así que a Boston voy o voy. La pregunta es: ¿Seré testigo pasivo u orgulloso finalista de Boston 14?


martes, 10 de diciembre de 2013

Maratón Monterrey. Los Toros Desde la Barrera.


He corrido muchos Maratones pero, paradójicamente, en mis 30 años de corredor muy pocas ocasiones había visto uno tan de cerca. Claro que por la tele he disfrutado de Maratones olímpicos, del de Nueva York, Boston, Berlín o tantos otros, pero nunca (nunca) había sido testigo de una manera tan sensible, como en esta ocasión, de todo el drama que se desarrolla en los 42,195 metros de una "Cuarentona".

Con el paso de los años uno se vuelve más receptivo y aprecia más el amor y la pasión por una actividad como es el Maratón. Encima de todo, la tristeza previa por no haber podido correr Monterrey, me puso los sentimientos a flor de piel. Y logré observar a plenitud, con los ojos y los sentidos muy abiertos,  la tremenda magnitud de un suceso como el Maratón. Pude ver y casi sentir los extremos dramáticos de esfuerzo, de dolor, de llanto, de risa, de euforia, de cursilería, de exhibicionismo, de esnobismo, de amor al deporte, de pasión... ¡de vida! que se dan en un evento como éste.

Nos situamos en el puesto de abastecimiento del kilómetro 14. Mientras mi Compadre ayudaba a abastecer de Powerade a los corredores, yo desenfundé mi cámara y empecé a disparar.


Todo es alegría, todo es euforia... por ahora. El del Garrote anda muy lejos todavía. El "Peluches", militar retirado del ejército mexicano, que corre todos los Maratones del país cargado con 15 kilos de objetos de peluche, baila unos segundos con una guapa voluntaria (con esa voluntaria, ¡yo también hubiera bailado!).


El "Encuerado", corredor inmune al frío de 2 grados centígrados que se siente en ese momento, se me viene encima como liniero defensivo para que le tome la foto. Por momentos, siento la necesidad de integrarme al río humano que sube por la empinada colina.


En el kilómetro 21, los rostros de los corredores se empiezan a transformar, son ya más adustos; ya no hay entre los participantes de la carrera la pompa de los primeros kilómetros, pero los voluntarios del puesto de abastecimiento aportan el despapaye. Ya no hay los gritos estentóreos de los maratonistas al iniciar el recorrido, como los toros al salir bufando de los corrales a enterarse.
Al cruzar el arco que marca la mitad de la distancia, automáticamente y como en coreografía casi todos levantan el brazo para checar su reloj; es muy chistoso. Algunos levantan los brazos al completar la media Maratón. Pero no hay Muros, ni Pájaras volando por ahí y El del Garrote no se aparece. ¿Hoy no vendría?. En el kilómetro 27, ya en pleno descenso, sorprendentemente sigue sin haber caras de sufrimiento. Todavía hay, incluso, muchas sonrisas y muchos maratonistas chocan five con los que estamos a la vera del camino. Hulk pasa perseguido por una chica del movimiento "Bájate Gordo". Admirable ejemplo de esfuerzo personal de gente ex-obesa, muestra de deseo ferviente de mejorar la calidad de vida a través del deporte.


En la recta del 28 al 37, cada vez más corredores son al mismo tiempo caminantes. Los bocinazos de los autos en el carril vecino a la pista suenan cada vez que los del vehículo encuentran a su corredor familiar a la vista. Ya no es tan fácil poner un pie delante del otro.
De pronto se escucha un gran quejido; no se sabe si fué de dolor, de sed, por un calambre... o incluso sarcástico, no lo dudo. Las jorobas y pasos a desnivel se convierten en tortura; ya hay bajas en el frente y se pueden ver los primeros abandonos. Competidores masajeando sus piernas acalambradas o sus muslos desgarrados y voluntarios intentando la misión quasi-imposible de regresarlos a la batalla.

Estoy en la marca del kilómetro 42. Nuevamente hay rostros eufóricos, pero ahora la expresión es también una mezcla en partes iguales de alegría, dolor, determinación y orgullo. Hay pasito jonronero, hay pasito tun-tun, hay tremendo sprint final, hay caminata que ante el empuje del grito de ánimo de los que estamos a la vera, vuelve a ser trote adolorido.
Es posible ver muestras de coraje y determinación muy grandes. El íntimo "Terminé" del corredor que intenta que sea ese un susurro solo para él, pero que la adrenalina lo convierte en casi un grito. La fuerza mental de esa corredora que logra concluir a pesar de todo. El llanto de esa otra corredora que viajó en el mismo vuelo que yo, me provoca un nudo en la garganta. Pienso en gritarle algo, tratando de animarla, pero no lo necesita pues casi vuela rumbo a la meta y sus lágrimas son la manifestación incontenible de su orgullo.

Los corredores de edad avanzada me vuelven a emocionar al verlos cerrar con todo. Uno de ellos me pregunta ¿cuánto falta? ¡Nomás 195 metros!. La emoción me invade más y se me anida en el cogote.

El del Garrote hizo su gracia. Muchos llegan desfallecientes, algunos cojeando, pero también muchos lograron evitar el choque contra el Muro y lo celebran con todo... y sus expresiones de júbilo, de logro, son enormes. Y los gritos de sus familiares, igual.
De pronto aparece la mole verde: ¡Hulk!. Su gruñido atrae las miradas, me sorprende y no atino a disparar mi cámara. En lugar de eso, corro 100 metros con él. No hay dolor en mi rodilla lastimada al hacerlo. Levanto los brazos y él hace lo mismo. Lo mando a la Meta con tremenda palmada en la espalda, que por emocionada, se pasa de intensidad. ¡Pero Hulk aguanta y tiene la grandeza de no regresar a partirme la mandarina en gajos!


¡Qué día! Dicen que no es lo mismo ver los toros desde la barrera. Yo creo que es muy difícil para un corredor ver un Maratón y no poderlo correr, pero al mismo tiempo es igual o más emocionante y mucho más revelador de la naturaleza humana y de como cada uno afrontamos de manera diferente el reto y como reaccionamos ante la adversidad y ante el logro.
No quisiera repetir la experiencia involuntariamente por estar lesionado, pero espero intencionadamente ver de vez en cuando alguno que otro Maratón, solo como espectador.

¡Felicidades a todos los Maratonistas que corrieron Monterrey!

Reseña Fotográfica de Maratón Monterrey:
http://www.youtube.com/watch?v=bo-yqvnYMZ4

lunes, 2 de diciembre de 2013

Adiós 2013. Ven ya, 2014.

Y llegó por fin el mes de Diciembre, con temperaturas cada vez más bajas y el ánimo creciendo por lo que se viene en los próximos meses.

Y con el inicio de Diciembre, llegó para mí el descanso de fin de temporada.

Una vez abortada la misión de Maratón Monterrey, no me queda más que trabajar muy duro en la rehabilitación de mi rodilla, pero eso por supuesto que no significa entrenar fuerte, sino descansar las piernas, nadar, rodar un poco en la MTB, entrarle con inteligencia al gimnasio y esperar la llegada de Enero para iniciar el programa de entrenamiento para mi carrera más importante en muchos años: The Boston Marathon 2014.



Con la temporada finalizada, es tiempo de un alto en el camino. Hay que analizar fríamente lo que se hizo mal y lo que se hizo bien en el año. Planear las correcciones que haya que hacer en la estrategia para 2014 y encarar desde ahora el año que está por iniciar con todo el entusiasmo. Como todo año, 2013 tuvo luces y sombras, éxitos y fracasos, cimas y simas de forma, accidentes y lesiones, podios y hasta DNF's. A continuación los momentos más sobresalientes del año:

Febrero:
Ya con una muy buena base lograda en el último trimestre del año anterior, en los primeros dos meses de 2013 logré, sin lugar a dudas, la mejor forma física para Triatlón en todo mi corto historial en dicho deporte.
En Triatlón Valle de Bravo, el  día 23 de Febrero quería subirme a mi primer podio; mis progresos en la natación habían sido notables en los últimos meses, estaba rodando finísimo en la bicicleta y me sentía 100% seguro de que podría alcanzar los primeros lugares en mi categoría.
Ya en la competencia, después de terminar el tramo de natación, una caída en la bicicleta, casi a la mitad del recorrido, frustró cualquier posibilidad de lograr mis propósitos. Tuve que caminar / trotar 9 kilómetros, golpeado y empujando la bicicleta, rota del mecanismo,  para completar el tramo de rueda, solo para que al llegar a transiciones me avisaran que estaba descalificado por llegar fuera del tiempo límite.


Marzo:
Aunque en Maratón Monterrey en Diciembre del año anterior ya había logrado marca para Boston, quería mejorar mi tiempo en Maratón Lala en este año, para asegurar mi inscripción.
No corrí como yo pensaba que podría hacerlo. El plan era mejorar el 3:23:44 del año anterior, pero la realidad era que el énfasis que había hecho en los últimos meses en el Triatlón, no me tenía en mi mejor forma de carrera. Estaba corriendo bien, sí, pero no a niveles como para mejorar el muy buen tiempo de 1 año atrás en Torreón. Había hecho menos que suficiente entrenamiento de larga distancia y todavía menos entrenamiento de resistencia a la velocidad, específicos para Maratón. De cualquier forma, a pesar de que en los últimos 2 kilómetros me estrellé de narices contra el Muro, el 3:31:36 logrado en Lala ratificó mi tiempo clasificatorio para Boston.



Abril:
El día 14 de Abril corrí Sky Race Mexiquense, carrera de montaña de 30 kilómetros que asciende hasta el cráter del Volcán Nevado de Toluca, a 4,200 metros sobre el nivel del mar. Fué una carrera que tomé con un enfoque recreativo y que disfruté como enano. Sumamente divertida y emocionante, pero aún así muy demandante.
Una semana después, me dispuse a correr Lomas Raquet 15 K, en San Luis Potosí, competencia que he corrido sin faltar a ninguna de sus 30 ediciones, desde 1984.
No había transcurrido ni 1 kilómetro de esta carrera cuando una caída y golpe en mi rodilla izquierda me obligaron a abandonar la competencia 4 kilómetros más adelante. El golpe resultó en daños importantes en la rodilla, que me mantuvieron cerca de 2 meses sin poder correr ni pedalear.



Agosto:
No fué sino hasta el mes de Agosto cuando ya estuve en buenas condiciones para regresar a las competencias. No estaba listo aún para correr Maratón de la Cd. de México, pero dado que la ruta sería la original de los Juegos Olímpicos del 68 y terminaría en el Estadio Olímpico, no pude resistir la tentación de correr 33 kilómetros de este Maratón (a partir de la marca del kilómetro 9 y hasta la meta). Fué mi regreso a las carreras después de la lesión ocasionada en San Luis Potosí.

Septiembre:
Triatlón Querétaro. ¡Revancha a la vista!
Después del fiasco de Triatlón Valle de Bravo, llega la oportunidad de sacarme la espina en Querétaro.
A pesar de condiciones de lluvia, difíciles en el tramo de bicicleta, termino en 2o. lugar de mi Categoría. Finalmente, después de varios intentos fallidos, logro subirme a mi primer podio en Triatlón.
Ese mismo mes de Septiembre (de hecho, el mismo día de Triatlón Querétaro), recibo la confirmación de mi aceptación a Boston. ¡Fué un mes redondo!



Octubre:
Tocaba cerrar la temporada de Triatlón e iniciar el entrenamiento de Maratón, rumbo a Maratón Monterrey.
El Campeonato Panamericano de Duatlón que se celebraba en mi Ciudad era una buena oportunidad de terminar con todo. Y así fué. Aunque un par de venezolanos llegaron a meta antes que yo, logré el 3er lugar de mi Categoría. Fué mi segundo podio consecutivo.

Noviembre:
Faltando exactamente 4 semanas para Maratón Monterrey, tuve problemas con mi rodilla izquierda. Una tendinitis obligó a suspender de un día para otro mis entrenamientos. La recomendación del médico fué no correr Maratón en el resto del año. Y aquí estoy, tratando de completar mi rehabilitación lo antes posible, para iniciar 100% recuperado el 2014 y con él mi preparación para Boston.



Como dije antes, 2013 ha sido un año de contrastes. Hubo éxitos que ya quedaron atrás, pero creo que la reflexión más importante que me queda es que a pesar de tantos años en esto, sigo cometiendo errores básicos.
Los accidentes, en especial el de la bicicleta, son gajes del oficio y ni para donde hacerse. Pero la tendinitis en la rodilla ha sido resultante de un exceso. Básicamente, durante el entrenamiento para Monterrey, venía haciendo trabajo de cuestas en frecuencia y volúmenes más allá de lo prudente y con menos descanso del necesario. Y yo lo sabía. Y no hice nada para corregirlo. Las consecuencias no tardaron en manifestarse en mis rodillas y hubo que dejar de lado Maratón Monterrey.

Hoy, ya con la cabeza fría y en vías de recuperarme de la tendinitis, creo que haber tenido que parar por lesión fué lo mejor, no solo para recuperarme sino también de cara al mediano plazo. Así, tendré oportunidad de recargar baterías e iniciar el programa de entrenamiento rumbo a Boston desde lo más básico. Podré ir transitando niveles, intensidades y kilometrajes, en un programa de 16 semanas como Dios manda. Espero en los próximos 20 días regresar a mi rodilla al 100%, no volver a cometer errores infantiles y, si todo sale como espero, correr muy bien en Boston; y tener un excelente año 2014.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Bye Bye Monterrey

Después de correr el Medio Maratón de las Alturas el pasado 10 de Noviembre, me resultó una molestia en la rodilla derecha.
La lectura que dí al ligero dolor que sentía en la tarde de ese domingo de hace casi 3 semanas, fué de una simple sobre-carga. Al día siguiente habría oportunidad de trotar unos minutos, para hacer circular los fluidos y eliminar por completo la molestia. No fué así...

En efecto, troté media hora con el dolor, muy ligero, aún presente. No era un dolor considerable, sino de esos que pueden pasar por lo que los corredores en España llaman "las agujetas". Nada que me hiciera pensar en parar.

Pero al día siguiente, la lesión se manifestó en todo su esplendor. La dificultad para subir escaleras, para caminar y para hacer cualquier flexión en la rodilla, me alarmó y me llevó al médico ese mismo día. El médico descartó en primera instancia cualquier rotura de ligamentos o lesión de meniscos, aunque dependiendo de la evolución del problema, habría o no necesidad de confirmar el diagnóstico mediante resonancia magnética.
El diagnóstico y el consecuente pronóstico me dejaron helado: Tendinitis en varios de los elementos de la rodilla, que podrá tratarse con 1 mes de mínima actividad, desinflamantes y 10 sesiones de terapia de ultrasonido y pulsos eléctricos. De Maratón Monterrey hay que irse despidiendo, sentenció mi médico, viejo lobo de mar y médico y fisioterapeuta de cabecera en su momento de algunos atletas famosos y de alto rendimiento. A menos que quieras jugar al héroe, desgarrar algún ligamento importante y condenarte a una lesión crónica o algo peor.

Aún con aquella lapidaria noticia resonando constantemente en la cabeza, mantuve las esperanzas. "Los milagros existen", publiqué para mis amigos en las redes.

Transcurrieron los días. La primera semana la vi pasar acumulando metros nadados en la alberca. De trotar, ni pensar. Subir escaleras me seguía torturando la rodilla, el ánimo y las esperanzas de un milagro maratoniano. Se cumplieron 2 semanas y una notable mejoría empezó a manifestarse. Finalmente y después de 2 semanas, este lunes pude trotar 4.5 kilómetros a ritmo de 6:30 min/km, previo a mi sesión de terapia del martes.

La siguiente es, palabras más, palabras menos, la crónica de la confirmación de la sentencia dictada por el médico, que tuvo lugar durante la consulta previa a la terapia de ayer martes:

Médico, mientras explora con los dedos la rodilla, hinca los dedos en los ligamentos y frota el área completa en donde se dió la lesión: ¿Sigue doliendo?
Paciente: Ahora ya no, ni al caminar ni al subir escaleras. Pero un poco, solo un poquito, después de unos 15 o 20 minutos de trote ("o casi nada" - alcanzo a agregar balbuceante y sin mucha convicción).

Médico: ¿Cómo? ¿Trotaste? Quedamos que solo nado y muy moderado.
Paciente: He estado nadando alrededor de 60 minutos todos los días y ayer, ya sin las molestias de los primeros días, hice el primer intento de trotar. Y no me fué tan mal.

Médico: Mal hecho.
Paciente: Pero Doctor, si no retomo mis entrenamientos normales ya, no podré al menos hacer al trotecito Maratón Monterrey. ¡Quedan menos de 2 semanas!

Médico: Monterrey está prohibido.

Paciente: Ya tengo boletos de avión para mí y para mi esposa. Los compré desde Agosto. Ya ves que en Interjet salen ofertas chingonsísimas.
Médico: No te culpo. En Agosto estabas sano, pero hoy no. Regálalos, cámbialos o viaja a Monterrey solo como espectador.

(Transcurren dos o tres minutos de tenso silencio, solo roto por los pitidos de la máquina de pulsos eléctricos)

Paciente: De acuerdo. Misión Abortada. ¡Bye bye Monterrey!

Fin de diálogo... 




miércoles, 13 de noviembre de 2013

RODOLFO GÓMEZ, EL GRAN PIONERO DEL MARATÓN EN MÉXICO




Por Gerardo Enríquez (RunLikeGEL).

En los Juegos Olímpicos de Montreal’ 76, el regiomontano Daniel Bautista se consagró como una de las mayores glorias del atletismo mexicano de todos los tiempos, al ganar la medalla de oro en los 20 kilómetros de Marcha. En esos mismos juegos, Rodolfo Gómez terminó en el lugar décimo octavo en la prueba del Maratón. El alemán oriental Waldemar Cierpinski ganaría la carrera de los 42,195 metros con un registro de 2:09:55, que en ese momento fue Récord Olímpico.

Cuentan que el propio Rodolfo Gómez, a su regreso a México, mientras veía por televisión un resumen de dicho Maratón y otros eventos de la Olimpiada de Montreal, al ver las imágenes del atleta alemán entrando al estadio por la puerta de Maratón pensó en voz alta “¡el próximo Maratón Olímpico lo gano yo!”. Rodolfo ya era un maratonista experimentado, con un prestigio ganado a pulso en el medio nacional, pero en ese momento, ver en videotape su derrota y ver triunfador a otro corredor con un tiempo que él consideraba accesible a sus posibilidades, hizo nacer en él un sueño… el sueño de verse en lo más alto del podio en Moscú en 1980.

A nivel internacional, en los años 70’s Rodolfo era un aguerrido pero semi - desconocido “diezmilero”, y lo siguió siendo hasta que en 1979 ganó para México el oro en los 10,000 metros en los Juegos Panamericanos de San Juan, Puerto Rico. Sin embargo, toda la planeación de sus entrenamientos a largo plazo ya estaba, desde entonces y aún antes, enfocada a cumplir su sueño olímpico: ganar el Maratón en La Olimpiada de Moscú.

Con el pretexto de la invasión a Afganistán por la Unión Soviética, los Olímpicos de 1980 fueron manchados por el boicot de Estados Unidos y otros países, lo que hizo que el nivel competitivo de los juegos descendiera notablemente. México tenía todas sus esperanzas de medalla puestas en Daniel Bautista, campeón de la prueba de 20 kilómetros de marcha en los anteriores juegos Olímpicos en Montreal. Esas esperanzas se habían desvanecido cuando Bautista fue descalificado en la competencia en Moscú, lo que abrió la puerta para que el italiano Mauricio Damilano ganara el oro. Por su parte Rodolfo Gómez, a quién el público en México escasamente conocía, ni por asomo era considerado entre las esperanzas de medalla. Después de la derrota de Bautista y demás andarines mexicanos, Rodolfo Gómez esperaba paciente la llegada del día de su competencia. A diferencia de muchos otros eventos atléticos en los que la calidad competitiva se había debilitado por la ausencia de los participantes norteamericanos, europeos y de otras nacionalidades, derivada del Boicot, en el Maratón los grandes favoritos eran los corredores africanos, que sí estaban presentes, pero principalmente el gran favorito era Waldemar Cierpinski, campeón defensor.

La ruta del Maratón Olímpico de Moscú estaba trazada en gran parte, sobre la riviera del Río Moscova, que atraviesa serpenteando la Ciudad de Moscú. Después de un inicio típico de Maratón Olímpico, muy táctico, en el que todos los corredores trataban de protegerse en el pelotón, los ataques brillaban por su ausencia y el ritmo de competencia era inferior al potencial máximo de los participantes, Rodolfo Gómez intenta un pequeño jalón a la altura del kilómetro 25, cuando la carrera transcurre junto al río en dirección aguas abajo. Nadie responde y Rodolfo mantiene el paso, empezando a despegarse del grupo y a consolidarse en la punta.
Fue definitivamente una muestra de coraje y de hambre de gloria por parte de Rodolfo, lanzarse en solitario a liderear la carrera, pero hoy día, después de muchos años de ver y volver a ver los videos de esa carrera, es relativamente sencillo concluir que la decisión de Rodolfo, de escaparse tan temprano del pelotón, fue un rotundo error estratégico:
En primer lugar, la mayor parte restante de la ruta sobre el Moscova era en dirección aguas arriba. La pendiente ascendente, aunque ligera, sería constante hasta cerca del final y Rodolfo tendría que trepar en solitario mientras el pelotón trabajaría “en equipo” para cazarlo. En segundo lugar, y tal vez mucho más importante, el campeón defensor, Waldemar Cierpinski, acechaba conservadoramente en la cola del pelotón de persecución, cobijado por el resto de los corredores, con el agravante de que la principal virtud del gran corredor germano era su habilidad para cerrar con gran fortaleza en los tramos finales.

A pesar de todo, Rodolfo llegó a sacar cerca de 150 metros de ventaja al pelotón y se mantuvo lidereando la competencia durante cerca de 10 kilómetros. Sin embargo, correr en solitario con pendiente ascendente poco a poco fue cobrando factura y Rodolfo empezó a perder terreno. Primeramente fue alcanzado por el corredor holandés Gerard Nijboer, en las inmediaciones del kilómetro 35. Unos metros después, el alemán Cierpinski irrumpió en los primeros lugares rebasando al mexicano y después al holandés, para colocarse en el liderato de la carrera, el cual ya nunca perdería. Rodolfo muy pronto fue absorbido por el resto del pelotón, llegando a caer rápidamente hasta el 7o lugar.

Waldemar Cierpinski contaba con apoyos científicos y tecnológicos adelantados años luz a los recursos con los que disponía la mayoría de los demás maratonistas en el mundo en esa época. En alguna ocasión, estuvo con su equipo durante varios días entrenando en la Cd. De México y fue posible observar como sus asistentes extraían muestras de sangre del corredor, al vuelo, mientras corría, con objeto de medir la concentración de ácido láctico en su sangre y con base en información derivada de dicho análisis, tomar decisiones acerca del ritmo, intensidad, distancias, etc., a los que debía entrenar y competir y de los ajustes a su régimen que se debían hacer en consecuencia; esto, solo como una muestra de los métodos científicos adelantados a su época, que eran utilizados ya desde ese tiempo en la preparación de los atletas de los países de detrás de la cortina de hierro.

A final de cuentas pasó lo que tenía que pasar; el gran corredor alemán no solo mantuvo un paso de carrera impresionante, sino que todavía se dio el lujo de acelerar en los últimos kilómetros, dejando prácticamente parado al resto del pelotón, incluyendo a Rodolfo Gómez, para ganar el Maratón Olímpico con un tiempo de 2:11:02, convirtiéndose en el segundo ser humano, después de la leyenda etíope Abebe Bikila, en ganar dos veces consecutivas la prueba del Maratón en unos Juegos Olímpicos. Rodolfo, por su parte, logró recuperar un poco de terreno, rebasó a un corredor etíope ya dentro del estadio y terminó la prueba en 6º lugar con un sólido 2:12:38, que hasta la fecha sigue siendo el mejor papel de un corredor mexicano en un Maratón Olímpico, conjuntamente con el 6º lugar de Germán Silva en los Olímpicos de Atlanta.

Después de su aventura en Moscú, Gómez ganó algunos de los maratones de más prestigio a nivel mundial, incluyendo Tokio, Atenas, Rotterdam y Oregon, y fue subcampeón en el Maratón de Nueva York de 1982, convirtiéndose en uno de los mejores maratonistas del mundo, llegando en ese mismo 1982 a ser rankeado como No. 2 en el mundo, solo detrás del cubano – norteamericano Alberto Salazar, con quién protagonizó dos épicas batallas en el Maratón de Nueva York en 1981 y 1982, antes de ser víctima de una lesión en el nervio ciático, que lo tuvo alejado de las competencias por dos años, y que fue el principio del fin de su carrera. Después de enormes esfuerzos personales para lograr salir de su lesión, Rodolfo regresó a los escenarios atléticos en 1984. Ganó el Maratón de Pittsburgh en el 84 y el de la Cd. De México en 87.

Después de Rodolfo Gómez y en gran medida gracias no solo a su ejemplo sino también gracias a su trabajo como entrenador y promotor de atletas, aparecieron muchos otros grandes maratonistas mexicanos, como Dionisio Cerón, Salvador García, Germán Silva, Andrés Espinoza, Martín Pitayo, José Gómez, etc., etc., etc., quienes en las décadas de los 80’s y 90’s acaparaban los primeros lugares en la mayoría de las carreras de ruta en Estados Unidos y el mundo, pero fue sin duda alguna Rodolfo el pionero de esa gran camada de corredores aztecas. 

Hoy, Rodolfo Gómez sigue en su labor de entrenador y representante de algunos corredores de élite y recientemente ha sido nombrado Entrenador Nacional de Maratón de Perú. Ha sido entrenador durante toda la carrera de Adriana Fernández, corredora mexicana ganadora del Maratón de Nueva York en 1999, y ha sido también mentor de legendarios corredores internacionales mexicanos como los mencionados Germán Silva, Andrés Espinoza, José Gómez, Martín Pitayo, entre muchos otros.

Rodolfo, corriendo codo a codo con Alberto Salazar, en la épica batalla que ambos protagonizaron en el Maratón de Nueva York en 1982.


Waldemar Cierpinski con el No. 51 en la salida del Maratón Olímpico del 76. Otro corredor legendario, el finlandés Lasse Viren, con el No. 23, llegó en 5º lugar en ese Maratón, después de haber ganado oro en los 5,000 y 10,000 metros. Rodolfo Gómez va delante de Viren, con el No. 4 en el costado izquierdo de su short (no se aprecia su rostro).

Otra toma del NYCM’ 82. Alberto Salazar va con el No. 1. Rodolfo va al final del pelotón, del lado derecho. Su pupilo, José Gómez, se aprecia atrás de Salazar (su cara apenas se ve, justo atrás de la oreja derecha de Alberto Salazar).


lunes, 11 de noviembre de 2013

Entrenamiento de Altura

El título de la entrada podría engañar a más de uno que creyera que por Entrenamientos de Altura me refiero a los que lleva a cabo alguien de las altas esferas sociales o algún corredor de élite o algo por el estilo. ¡Nada de eso!.
Desde el año 2000 tengo la fortuna de vivir en el altiplano mexicano, a más de 2,650 metros sobre el nivel del mar. Tengo por vecino al volcán Nevado de Toluca, que ofrece lugares en los que se puede entrenar incluso por encima de los 4,000 metros de altitud. En sus zonas menos altas, existen trails en los que la altura es más moderada, pero que aún así ya alcanzan niveles de 2,750 o más metros de altitud, que para la mayoría de los corredores "normales" es ya un extremo.
En general, ya sea que corra en mis rumbos cotidianos, o que me desplace a algún paraje cercano, siempre estoy entrenando por lo menos a los 2,650 MSNM.
Cualquiera pensaría que para alguien como yo que tiene ya más de una década viviendo en este ambiente, correr en esas alturas es como bolillo y mantequilla; lo más normal del mundo.¡Pues están rotundamente equivocados!.

Por lo menos en lo que a mí respecta, por supuesto que ya tengo un buen nivel de adaptación, pero aún subir de los 2,650 a los 2,750 metros de altitud, por dar cualquier ejemplo, siempre supone un esfuerzo importante. Pareciera que en estas altitudes 100 o 200 metros más no harían ninguna diferencia, pero no es así. Y más en una competencia.


El domingo corrí el Medio Maratón de las Alturas o Reto de Altura, como lo han rebautizado recientemente, carrera que se lleva a cabo en Toluca, México. No intentaba hacer una marca sobresaliente en esta carrera, porque estoy enmedio del tramo más pesado de mi preparación para Maratón Monterrey. En la semana hice una muy difícil sesión de Repeticiones de Velocidad y una igual de dura sesión Tempo y no hubo ni tiempo ni ganas de por lo menos hacer un micro-taper de unos cuantos días que me permitiera descargar las piernas buscando hacer una marca decente en Reto. Por si fuera poco, el día anterior tocó sesión de Repeticiones de Colinas, a 2,800 metros de altitud, lo que me dejó listo para solo ir al Medio Maratón a buscar un ritmo unos 10 seg/km por encima de mi ritmo de Maratón.

Encima de todo, la ruta es sumamente demandante. Los primeros 15 kilómetros se corren sobre una avenida con múltiples pasos a desnivel, la mayoría de ellos sumamente empinados. No acabas de bajar una joroba cuando ya está empezando la siguiente. Si bien los primeros 11 kilómetros logré establecer un buen ritmo por abajo de los 5:00 min/kilómetro, en el retorno de la ruta en dicho kilómetro empecé a sentir pesadez en las piernas. Y todavía faltaba regresar sobre la misma vía, a subir y bajar por lo menos otras 4 o 5 jorobas, las cuales me dejaron listo para el arrastre.
Ya para el kilómetro 16 en que terminaron definitivamente las cuestas muy empinadas, me sentía totalmente tronado, a pesar que del 17 al 19 alcancé a retomar un poco un ritmo parecido al de Maratón. Pero a costa de forzar demasiado la máquina, lo cuál no me dejó para nada satisfecho, pues fue quemar pólvora en infiernitos. Pólvora que podría haber ahorrado para esta semana, en la que toca salida Amansa Locos de 36 kilómetros, última de mi programa de preparación.

Mi tiempo final en Reto de Altura me dejó un poco avergonzado. Y más que avergonzado, un poco alarmado: 1:47:13, para una media de 5:05 min/km. Y me dejó alarmado porque los primeros razonamientos fueron un tanto de desanimo y de suponer que todo va mal rumbo a Maratón Monterrey, donde aspiro a correr a promedio de 4:50 min/km o menos. Pero ya con la cabeza más fría, concluí varias cosas importantes:
  • Reto de Altura se corrió a 2,700 metros sobre el nivel del mar, mientras que Monterrey se corre casi al Nivel del Mar.
  • Reto de Altura lo corrí sin taper, enmedio de las 2 o 3 semanas más pesadas, de mayor kilometraje y de mayor número de series de velocidad de todo el año. Las piernas están sobrecargadas.
  • La sesión de repeticiones en colinas del día anterior me dejó las piernas exprimidas. Hubiera tenido que haber descansado ese sábado si quería que la decencia no abandonara mis ritmos en Reto de Altura.
Al final de cuentas, la gran conclusión es que Medio Maratón Reto de Altura fué una excelente oportunidad de forzar la máquina (tal vez un poco más forzada de lo que yo mismo hubiera querido), como preparación rumbo a Maratón Monterrey.

Previo al fin de semana, el martes había ya hecho una sesión de repeticiones de velocidad a ritmo de Umbral de Lactato, que a continuación describo:
9x1600 en 7:02 c/u de promedio, con 1:00 min. de trote de recuperación.
Las corrí a ritmo rapidito y, como podrán ver, con recuperaciones muy cortas, a pesar de todo lo cual completé muy bien, sin amenaza de calambres y sin pesadez al día siguiente. Fué la penúltima sesión de este tipo, en mi programa de Maratón. Me queda una sesión de 12x1600 en las mismas condiciones que haré el próximo lunes 18 o martes 19, casi 2 semanas antes del Maratón.
Adicionalmente, el jueves de la semana que recién terminó, hice mis acostumbrados 12 kilómetros de sesión Tempo.

Después de esta semana que acaba de finalizar, me quedan prácticamente 2 semanas difíciles y pesadas antes de Maratón. Después de eso, me quedarán otras 2 semanas más de taper en las que me dedicaré a disminuir kilometraje, a comer muy bien, con base en una dieta que tengo ya planeada, la cual diseñé con base en recomendaciones de mi médico y la que espero no me haga ganar kilos no deseados en esas dos semanas de poca intensidad de entrenamiento.

Cada vez está mas cerca Maratón Monterrey. ¡Ojalá que ya fuera mañana!

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Correr y Ser

En 1972, el norteamericano Frank Shorter ganó la Maratón Olímpica en los Juegos de Munich.
La cobertura mediática de ese Maratón fue importante. Nada extraordinario comparado con los cientos de millones de personas que hoy ven el Mundial de Fut, pero la audiencia televisiva en Estados Unidos fue descomunal para la época.

Las imágenes del quijotesco Shorter lidereando en solitario la carrera, su llegada a la meta, la intrusión de un corredor impostor en la llegada al estadio antes que el auténtico ganador, los negros acontecimientos de días antes sucedidos en esa Olimpíada; todos esos episodios y otros más así como sus narraciones, se alinearon para que un gran sector del público norteamericano quedara embelesado con el triunfo de su representante en el Maratón.

A raíz de esa carrera, la que hoy con justa razón se conoce como "The race that started it all" (La carrera que lo comenzó todo), miles de personas en Estados Unidos empezaron a adoptar el "jogging" y más aún el "running" (cosas parecidas para el ciudadano normal, pero bastante diferentes para los iniciados), como una actividad cotidiana; y más aún, como un estilo de vida. El primer "Boom" del running en los años 70's estaba iniciado.

Paralelamente al impulso dado al running por los medios electrónicos de aquel entonces, muchos autores empezaron a incursionar en el medio de los corredores. Surgieron revistas especializadas, aparecieron las primeras "biblias" para corredores, surgieron poderosos íconos "runneriles" como Bill Rodgers o como el propio Frank Shorter o como Joan Benoit y Alberto Salazar un poco más tarde. Y surgió, o más bien, se dió a conocer en el medio atlético el Dr. George Sheehan, uno de los más queridos escritores y columnistas del running, considerado además el más grande filósofo del medio atlético de los 70's y los 80's.


A continuación, les comparto una brevísima recopilación de frases de George Sheehan, libremente traducidas. Son ideas, algunas de ellas, que hoy nos parecen sumamente familiares o incluso lugares comunes, pero que fué el Dr. Sheehan quién, en su momento, las lanzó al aire como parte de una nueva filosofía de vanguardia:

"It's very hard in the beginning to understand that the whole idea is not to beat the other runners. Eventually you learn that the competition is against the little voice inside you that wants you to quit."
"Es muy difícil en un principio entender que la idea no es vencer a otros corredores. Eventualmente, uno aprende que la competencia es contra la voz interna que te repite que ya pares"

"The true runner is a very fortunate person. He has found something in him that is just perfect."
"El verdadero corredor es una persona muy afortunada. Ha encontrado algo en él, que es perfecto"

"To keep from decaying, to be a winner, the athlete must accept pain--not only accept it, but look for it, live with it, learn not to fear it."
"Para alejarse de la decadencia, para ser un triunfador, el atleta debe aceptar el dolor. No solo aceptarlo, sino buscarlo, vivir con él, aprender a no temerle"

"Of all the races, there is no better stage for heroism than a marathon."
"Entre todas las carreras, no hay mejor escenario para el heroísmo que la Maratón"

"Have you ever felt worse after a run?"
"¿Alguna vez te has sentido peor después de correr?"

"Running made me free. It rid me of concern for the opinion of others. Dispensed me from rules and regulations imposed from outside. Running let me start from scratch. It stripped off those layers of programmed activity and thinking. Developed new priorities about eating and sleeping and what to do with leisure time. Running changed my attitude about work and play. About whom I really liked and who really liked me. Running let me see my twenty-four-hour day in a new light and my lifestyle from a different point of view, from the inside instead of out"
"Correr me hizo libre. Me quitó de encima la preocupación por lo que opinen los demás. Me liberó de reglas impuestas desde el exterior. Correr me permitió iniciar desde cero. Me quitó esas capas de actividad y pensamiento programados. Desarrolló en mí nuevas prioridades acerca de comer y dormir y acerca de qué hacer con mi tiempo libre. Correr cambió mi actitud acerca del trabajo y la diversión. Acerca de a quién realmente quiero y quién realmente me quiere. Correr me dejó ver mis 24 horas bajo una nueva luz y mi estilo de vida desde un punto de vista diferente, desde adentro en lugar de desde afuera".

lunes, 4 de noviembre de 2013

Maratón Monterrey a la vista...

Faltan solamente 5 semanas para Maratón Monterrey y la semana que recién terminó fué de muchos kilómetros, 83 para ser exactos. Estoy prácticamente en el pico de mayor carga rumbo a este Maratón y las cosas no podrían ir mejor.
Mi semana incluyó 6 sesiones de carrera, de las cuales 3 fueron sesiones clave, a saber:

Martes.- Repeticiones de 6x1000 con 3:00 min. de recuperación.
No fué nada sencillo completar esta sesión, pero al mismo tiempo el resultado valió muchísimo la pena. Después de la temporada de Triatlón, en la que el entrenamiento de velocidad de carrera rara vez incluyó alguna que otra serie de velocidad, las repeticiones de a 1000 las tenía olvidadas en el rincón. El plan era no correrlas a full, sino más bien buscando un ritmo cercano al de una competencia de 5K. Correr a 4:15 de todos modos sonaba un poco preocupante. A la hora de la verdad los primeros mil salieron a 4:13. Difícil, con la respiración ligeramente ahogada hacia el final de cada serie, pero recuperándome por completo en los 3:00 minutos de trote intermedios, terminé con trabajos las 6 repeticiones en un promedio de 4:11. Aunque la respiración se dificultó un poco, las sensaciones en general fueron bastante alentadoras. No que me sintiera Haile, pero tampoco demasiado oxidado y podría concluir que la sesión fué un relativo éxito que me dejó animado y contento.



Jueves.- 15 kilómetros Tempo.
Después de calentar pedaleando en la bicicleta fija unos 15 minutos, salí hacia mis rumbos habituales de mis corridas nocturnas. Inicié con 5 kilómetros a un paso muy suave de alrededor de 5:35 min/km. Ya en el 5o. kilómetro empecé a acelerar un poco para alcanzar la velocidad de crucero planeada para el tramo de 6 kms a ritmo de Maratón que tenía planeado. Nuevamente, como me ha estado pasando en las sesiones de Tempo, se sentía muy cómodo el ritmo de 4:45 min/km. Conforme los kilómetros avanzaban, uno o dos kilómetros salieron por el rumbo de los 4:35. Tan bien me sentí que cuando iban a completarse ya los 6 kilómetros del tramo de ritmo, decidí ir por 1 kilómetro más. Terminé ese tramo de 7 kilómetros en 32:34, bueno para un promedio de 4:39 min/km. Pero lo mejor fue la sensación de ligereza que se siente al correr a ritmo de Maratón o más rápido. Troté 3 kilómetros más a paso de recuperación, para completar los 15 programados en 1:15:26.

Sábado.- 34 kilómetros de entrenamiento de fondo.    
Era el penúltimo entrenamiento de gran fondo antes del Maratón. Iniciamos ya tarde. Quería correr con música y buscando mi ipod se me fueron los minutos. Al final lo encontré, descargado, pero para entonces ya eran casi las 8:00. De cualquier forma el clima era muy agradable. Los 14 grados centígrados que marcaba el termómetro y el cielo medio nublado, hacían ideales las condiciones para una corrida de 3 horas o más.










Entrenamiento de gran fondo muy pesado sería éste, a un ritmo de 5:30 min/km. Nuevamente no tomaría ni Gatorade, ni ninguna bebida dulce, ni geles. Solo agua simple. Uno de los objetivos de la tirada super larga era agotar mis reservas de glucógeno y correr los últimos kilómetros con el tanque vacío.
No sucedió. Al menos, no sentí nunca que mis reservas de energía se agotaran. Aunque hubo algunos lapsos  en los que el ritmo se fué por encima de los 5:30 (pocos y generalmente en las subidas del circuito), en general logré un ritmo sumamente parejo que al final promedió los 5:27 min/km. Todavía logré correr los últimos 2 kilómetros a ritmos un poco más rápidos y nunca sentí pájaras montadas en el lomo ni estallamiento contra muros ni nada por el estilo.
Desayuno rico en proteínas inmediatamente después de terminar de correr, aspirina de 500 mg, regaderazo de agua fría y a la cama. La siesta post-carrera me supo a gloria. Cuando desperté 2 horas después, las piernas y pies me molestaban menos de lo que hubiera esperado y para ese mismo día en la tarde ya estaba listo para los 10 kilómetros de recuperación del domingo.

Nada mal me siento hoy lunes. Al contrario. Quedan 5 semanas, de las cuales 2 serán de alta intensidad y kilometraje. El próximo domingo corro el Medio Maratón de las Alturas (a 2,650 metros sobre el nivel del mar) y en aproximadamente 15 días hago mi última corrida Amansa Locos, que será de 36 kilómetros, para después empezar a bajar gradualmente hacia un buen taper que me permita llegar al 100% a Monterrey.

El resumen completo de mi semana es:

Lunes.- 7 kms de recuperación en 38:47
Martes.- 6x1000 @ 4:11 de Promedio con 3:00 min. de recuperación
Miércoles.- 6 kms de recuperación en 32:11
Jueves.- 15 kms Tempo (5 kms fácil + 7 kms a ritmo de Maratón + 3 kms fácil)
Viernes.- Descanso total
Sábado.- 34 kms. en 3:05:23 (Ritmo promedio 5:27)
Domingo.- 10 kms en 50:08
¡Todo va bien hasta ahora, Monterrey!. Ojalá que todo siga igual.

lunes, 28 de octubre de 2013

Limón Exprimido de Ultramar

Hace unos días encontré en el Blog de SOSAKU RUNNER, un entreno que el autor llama "Exprime - Limón" y que me pareció muy interesante, por decir lo menos. Se trata de una sesión de unos 20 kms. en la que se busca agotar las reservas de glucógeno y correr con el tanque vacío los últimos 10 o 12 kilómetros, simulando las condiciones en las que se corren esos últimos kilómetros en un Maratón.
Este sábado decidí replicar este entreno. Me fuí a mis terrenos habituales: un fraccionamiento con mínimo tráfico en donde se pueden hacer múltiples circuitos en sus caminos de asfalto.

Después de estirar y calentar las piernas unos 10 minutos, inicié con un trote ligerito de 3 kilómetros a ritmo cercano a los 5:35 min/km. El viernes había decidido no tocar ese día las piernas y hacer descanso total, así que estaba con piernas frescas; esos primeros kilómetros supieron a limón dulce y se fueron rapidito, disfrutando de los 11 grados que marcaba el termómetro justo antes de iniciar.

Después del primer tramo de 3 kilómetros, el entreno incluye 4 repeticiones de 1000 metros a 4:30 min/km con 1 minuto de trote de recuperación. La primera salió un poco más rápido de lo planeado y con dificultades. No fué fácil completar los 4 miles, pues las piernas se sentían un poco pesadas y conforme me acercaba al final de cada uno, la respiración se hacía demasiado laboriosa, nada cómodo, a pesar de que el ritmo por debajo de las 4:20 no me es desconocido y a pesar de que el clima era sumamente agradable. El amanecer me sorprendió casi al final de esta etapa del entreno y logré completar las 4 repeticiones en 4:23, 4:16, 4:21 y 4:25, con sensaciones nada placenteras.

Tocaba ahora ir por una tirada de 10 kilómetros que yo había planeado a ritmo de 5:10 min/km. Más o menos equivalente al nivel de esfuerzo que tendré en mi próximo Maratón, ya considerando que acá estoy a 2,650 metros sobre el nivel del mar y en Monterrey se corre a 500.
Soprendió un poco la sensación de comodidad con la que inicié los 10 kilómetros. Las repeticiones de 1000 metros se sintieron pesadas, pero me dejaron las piernas vivas, con ganas de ir rápido. De cualquier forma, traté de no ir más rápido de 5:10, aunque las ondulaciones del circuito me hacían irme hasta los 5:30 en los tramos de subida.

También sorprende la similitud de las sensaciones de este tramo con el final de un Maratón; con las piernas  ya "exprimidas" por los 4 miles del inicio, el ritmo se siente laborioso, como cuando corres al borde del Muro pero todavía con la motivación a tope. A pesar de las ondulaciones del terreno, todavía me las arreglé para sacar estos 10 K en 53:16, que no es un mal ritmo de 5:19 min/km.

Todavía faltaba lo más difícil: después del tramo de los 10 kilómetros, había que ligar con un 2000 metros en 9:00 minutos (4:30 min/km). Me había escrito Sosaku Runner en un comentario en mi blog, que esos 2 kilómetros ¡iban a doler!. Bueno, pues sobre advertencia no hay engaño y esos 2 mil, ¡dolieron! y mucho. Pero nuevamente, fué justo como se pretendía que fuera: una simulación de las últimas etapas de un Maratón. Se sintió cómo, con las reservas ya prácticamente agotadas, las piernas, respiración y pulso se mantenían a tope, sin dejar caer el ritmo más allá de unos cuántos segundos más lento que lo planeado, pero a fuerza de mucha concentración, mucho esfuerzo y de no dejar que las piernas bajaran el ritmo. A pesar de que el pulso no se me fué demasiado arriba, las piernas no dieron lo suficiente y el tramo salió en 9:14, que son solo 7 seg/km más que el ritmo originalmente planeado.

Ya para terminar, solo troté lo que faltaba para que mi Garmin marcara una distancia total de 20 kilómetros.

Fué realmente curiosa la similitud de las sensaciones, sobre todo hacia el final del tramo de 10 kilómetros y del de 2 kilómetros, con lo que se siente al final de un Maratón. Verdaderamente similares. Bueno, con decir que hasta la euforia se me vino un poco encima cuando completé los 2 kilómetros a ritmo matador.

Es una rutina que incorporaré en lo sucesivo en mis entrenamientos. No es una sesión que se pueda hacer muy frecuentemente, pues es pesada y hay que darle tiempo al cuerpo para asimilarla. En especial, en este programa rumbo a Maratón Monterrey el 8 de Diciembre, lo repetiré por lo menos en 1 ocasión en 3 semanas más y luego ya hacia el final del programa, haré una adaptación con un poco menos de distancias.
Un Excelente entreno, sin lugar a dudas. ¡Gracias SOSAKU RUNNER!.

¡EXPRIME - LIMÓN !

  

martes, 22 de octubre de 2013

En Boca Cerrada No Entran Moscas

A pesar de que desde principios de Septiembre había estado haciendo salidas AmansaLocos de 28, 30 o 32 kilómetros, como parte de la estrategia de preparación rumbo a Maratón Monterrey el próximo 8 de Diciembre, inconcientemente seguía yo sin dejar atrás mi temporada de Triatlón. Mini-Temporada de Triatlón fue ésta, en la que solo hice 2 competencias completas.
Desde Septiembre 15 que hice Triatlón Querétaro, debí haber cambiado el chip y enfocado por completo a entrenamiento para Maratón. Pero estaba indeciso acerca de terminar mi año Triatloniano con mi participación en el Campeonato Panamericano de Duatlón, que se llevaría a cabo el 13 de Octubre, en casa: Toluca, México. Eso me llevó a retrasar 4 semanas el cambio ya total a entrenamiento para Maratón.

Un poco por presión de mi coach, otro poco por presión de mis compañeros de club y otro poco porque tenía la esperanza de hacer un buen papel, me decidí a correr dicho Duatlón, en la distancia Sprint: 5 kms. de carrera, 20 Kms de bicicleta y 2.5 kms más de carrera.

El resultado fue un 3er lugar de mi categoría, nada malo para haber sido una competencia de bajo perfil para mí, aunque de muy buen nivel en general y con competidores de 4 países (México, Brasil, Colombia y Venezuela). Solo fuí superado por dos venados venezolanos, los cuales no me dieron nunca oportunidad de ponerme al brinco.

Tiempos Parciales:
5 kms. Carrera.- 20:01
20 kms Bicicleta.- 36:56
2.5 kms Carrera.- 10:25
Mas transiciones, Tiempo Total.- 1:10:41

Después de hacer un poco impensadamente ésta última competencia de Duatlón / Triatlón, finalmente a partir de la semana de Oct. 14 cambié el switch y volqué ahora sí mi estrategia de entrenamiento 100% a Modo Maratón.

Un poco (o un mucho) obligado por un derrame de líquido sinovial en mi codo derecho, suspendí mis sesiones de nado desde el lunes. Fué una inflamación que en principio me alarmó y que fué la consecuencia de un pequeño pero certero golpe en el huesito dormilón de mi codo después del Duatlón del domingo.
Eso me llevó a incrementar mis sesiones de carrera de 4 que normalmente había estado haciendo durante mi etapa anterior, a 6 a partir de la mencionada semana.

El sábado hice una buena tirada Amansa Locos de 32 kilómetros. El plan era correr a un ritmo promedio por arriba de 5:30 min/km. Finalmente terminé en 2:58:45 para un promedio de 5:35. Pero fué una sesión de esas sabrosas, en las que sientes el esfuerzo solo hacia el final de la ruta y en la que los primeros 25 kilómetros se fueron casi podría decir que "placenteramente". Disfruté la ruta pensando en mil cosas de todos tipos y sabores e imaginando recurrentemente terminar Monterrey y Boston con tiempazos. Casi sin sentir se fueron los kilómetros, hasta que mi Garmin chilló avisando que ya eran 25 kilómetros, momento de acelerar a 5:00 min/km para los últimos 7 Ks. ¡Excelente entrenamiento de fondo!

El domingo me fuí a las faldas del volcán Nevado de Toluca, a un paraje cerca del zoológico de Zacango, al que yo llamo la "Calzada de los Eucaliptos Gigantes", que es un tramo de 1000 metros con una pendiente constante del 7%. Muy difícil. La mañana incluiría 4 repeticiones en esa subida, a ritmo de Maratón, más regresos al trotecito, las cuales no fueron fáciles, en parte por el cansancio que traía en las piernas de la Amansa Locos del día anterior. Cuando venía en la bajada de la 4a repetición, una formación de bombarderos se me vino encima. Cuando se acercaron y alcancé a distinguir un poco mejor, pude ver fugazmente que eran alguna especie de mosquitos supersónicos volando directamente hacia mí. No alcancé a cerrar la boca y no se si 2 o 3 moscos alcanzaron a entrar; traía lentes de sol, así que no tuve problema en los ojos. Por más que intenté escupirlos de inmediato, uno o más de los insectos fué a dar hasta el cogote y no logré evitar tragármelos. Dicen que lo que no mata, engorda, y yo sigo vivo :)

Esta semana me toca hacer una sesión de 7x1600 a paso de Maratón menos 15 seg/km el martes. Después, el jueves una sesión de 14 kilómetros, 6 de ellos a paso de Maratón. El sábado una sesión de distancia media de 20 kilómetros para rematar el domingo con otra sesión de subidas en Zacango. En total, completaré 6 sesiones de carrera en la semana, para un total de 70 kilómetros.
Será ya la 2a semana enfocado a entrenar para Monterrey. Me quedan 7, incluyendo el taper. No hay tiempo de sobra, solo lo justo para hacer un Maratón decente en La Sultana del Norte.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Crumbling is not an Instant's Act


Crumbling is not an instant’s Act
Emily Dickinson, una de las poetisas más emblemáticas de la literatura norteamericana, hace mucho más de un siglo escribió esa frase en uno de sus poemas, la cual se podría traducir libremente como: Desmoronarse no sucede en un instante.
Más que experto en literatura, soy más bien un perfecto villamelón en ese tema, pero encuentro en ese verso la desesperanza de una persona que contempla el lento pero inexorable avance de su decadencia. Irónico en una artista que conforme maduraba, creció hasta convertirse en uno de los gigantes de la poesía en Norteamérica.

Pero ni esta entrada ni este blog son acerca de filosofía, poesía o poetas.

En enero de 1988 corrí mi 4o. Maratón, el que sería el mejor y más rápido Maratón de mi vida. En aquel viaje a Houston, todo se alineó para que yo corriera los 42.2 kilómetros en un maravilloso 2:48:53.
Aquella gélida mañana, el clima, una excelente preparación física, un ánimo y un estado mental totalmente enfocados hacia el Maratón y tal vez muchos factores más influyeron positivamente para que yo pudiera correr la cuarentona muy por abajo de las 3 horas.

En aquel lejano año, mis responsabilidades de trabajo y familiares me permitían dedicar mucho más tiempo a mis entrenamientos de lo que hoy por hoy puedo dedicar. Había temporadas en las que llegaba a hacer 120, 130 o más kilómetros en 7 o más sesiones semanales y competía cada 1 o 2 semanas en carreras desde 1.5 hasta 21 kilómetros. No hacía bicicleta ni nadaba y dedicaba todo mi entrenamiento a la carrera; estaba en gran medida enfocado al logro de mis objetivos Maratonianos.

Por supuesto, había un pequeño truco involucrado: ¡Era yo un jovenzuelo de 30 años de edad!

Han pasado casi 26 años desde aquella aventura en Houston que significó mi mayor logro atlético. Soy ahora casi el doble de viejo, peso 12 kilos más y entreno la mitad de lo que lo hacía entonces.

Hoy día, el tiempo al que aspiro en mi próximo Maratón es del orden de las 3:25:00, si el Universo conjura a mi favor el próximo mes de Diciembre.
Significa que, si en Monterrey logro una marca cercana a las 3:25, habré perdido en 26 años alrededor de 34 minutos con respecto a mi mejor desempeño en Maratón. Mucho más de 1 minuto por año.
¿Poco a poco me he ido desmoronando? ¿Poco a poco he ido dejando de ser Maratonista?

Lo más curioso de esto es que, a pesar de que nunca podré ni siquiera acercarme a mis récords personales, hoy disfruto mi afición por la carrera y el Maratón igual o más que lo que disfrutaba hace más de un cuarto de siglo.

Hoy soy más viejo y más lento, pero he aprendido a saborear aquellas mieles del Maratón que no tienen que ver necesariamente con la velocidad ni con correr tiempos extraordinarios.
Hoy corro menos kilómetros, menos días y con menor intensidad, pero me divierto más con el grupo de ciclismo y la alberca le inyecta variedad a mis entrenamientos.
Hoy, difícilmente igualo o mejoro mis marcas del año anterior, pero disfruto mucho más terminar fuerte un Maratón, atravesar el muro a gran ritmo y enviar besos a la tribuna al acercarme a la meta.
Hoy ya no gano podiums en carreras o Maratones, pero soy muy competitivo en Triatlón en mi grupo de edad, un deporte en el que sí es posible sustituir un poco la capacidad física por la maña.

Dice Max Ehrmann en su famosa prosa Desiderata, que hay que saber "abandonar con donaire las cosas de la juventud". Yo creo que no hay que abandonar nada que te haga feliz, aunque para seguir tengas que adaptarte a las circunstancias.
Otros lugares comunes nos dicen que "correr es la fuente de la juventud", que "hay que correr para vivir y no vivir para correr". Frases más pesimistas nos aconsejan "envejecer con dignidad", "disfrutar los años dorados", etc., etc., etc.
Pero a mí me gusta más otra frase, a propósito también de Emily Dickinson: "I find ecstasy in living - the mere sense of living is joy enough" (Encuentro éxtasis en vivir. La simple sensación de estar vivo es gozo suficiente). No importa la edad; no importa el tiempo ni las marcas. Lo realmente valioso es poder hacer lo que a uno lo hace feliz. Hay que intentar vivir lo más cercano al máximo que podamos.
Y si correr un Maratón en 3:25 o en 4:00 o en 6:00 horas me hace feliz, quiero seguir corriendo Maratón el resto de mi vida.

lunes, 7 de octubre de 2013

Medio Maratón Querétaro. La Crónica.

Maratón y Medio Maratón Querétaro es un evento que solo se ha organizado dos veces anteriores a la presente. En 2011, hubo muchos problemas de organización. Para 2012, las cosas mejoraron y para 2013 se espera que todo sea perfecto, pues es una carrera multitudinaria, con más de 15,000 participantes, si bien la mayoría participan en 5 y 10K, hay una buena asistencia al Medio Maratón y al Maratón. Las dos veces anteriores he corrido el Medio Maratón y este año será lo mismo.

El sábado, las "hostilidades" iniciaron con una reunión del grupo en casa de Vic España. Nos tenían Vic y su familia preparada una deliciosa Paella para los que veníamos de otras Ciudades, y para los que no, ¡también!. Fué una reunión sumamente agradable. Aparte del agasajo con la Paella, la plática se prolongó muchas horas y los temas fueron, como podrán imaginar, casi todos centrados en nuestra pasión Maratoniana.

Hulk...
El domingo el clima amaneció sumamente favorable. El cielo aborregado y la temperatura rondando los 13 grados eran ideales para correr. Ya formados para esperar el disparo de salida, escuché un gruñido sumamente familiar: era Hulk, amigo maratonista infaltable en los grandes eventos atléticos, que con sus 9 kgs. de cadenas de acero al cuello, grilletes y descalzo, se disponía a recorrer los 42 kilómetros de la competencia. Me saludó muy calurosamente y el abrazo me dejó pintados de verde mi camiseta, brazos y manos. Este tipo es admirable, tanto por la forma en que corre maratones y maratones, descalzo y con el lastre de tantísimos kilos de cadenas, como por sus antecedentes, la lucha personal que lo ha sacado adelante de etapas de vida sumamente difíciles y la labor que realiza en favor de jóvenes que han caído en los pantanos de las drogas. En esos pensamientos estaba cuando el balazo me sorprendió.



Los miles de corredores tratando todos de encontrar un espacio suficiente para correr, hacían imposible correr cómodamente los primeros metros. Aún así, el primer kilómetro salió en un no tan malo 5:04. Las sensaciones iniciales no eran ideales. Sentía un poco de pesadez en el estómago. Había completado correctamente mi ritual matutino de evacuación, baño y desayuno, pero aún así sentía algo raro en la panza.
Ya para el kilómetro 2 logré estabilizar mi ritmo entre 4:40 y 4:45 min/km. El plan era continuar a ese ritmo hasta llegar al río y a partir de ahí, ayudado con la pendiente aguas abajo, acelerar hasta el final a 4:30 o menos si se pudiese.

Los Mariachis no callaron...
Los Mariachis tocaban cada 5 kilómetros o algo así. El Son de la Negra me hizo hervir los fluídos internos por ahí del kilómetro 7. Los líderes ya vienen de regreso; difícil decir si son los del Medio Maratón o los del Maratón completo. Un keniano, un etiope y un mexica casi vuelan, así que concluyo que son los de Medio Maratón. Y sí... poco después viene la legión africana lidereando la competencia de los 42K, con unos cuantos mexicanos tratando de resistir.

Trataba de mantener mi ritmo por debajo de los 4:45, pero en algunos tramos con pendiente hacia arriba, me fuí hasta los 4:55. Aún así, la respiración no se desbocaba y mi ritmo cardíaco no pasaba de las 130 ppm. Después entendí que iba en la hueva y que de habérmelo propuesto, pude haber corrido esos primeros kilómetros hasta el 9, a ritmos de 4:35.

Que salga el toro
Que salga el toro
Que salga el toro
Que quiero torear!

Así decía el estribillo que cantaba la Banda Sinaloense apostada en el kilómetro 11.
Había pasado el kilómetro 10 en 48:29 y seguía yo lánguidamente con la mente divagando y contemplando el entorno.

Toro, toro asesino
Ojalá y te lleve el diablo

Estaba pasando dificultades para enfocarme en un buen ritmo hasta que un corredor conocido me rebasa. No lo conozco personalmente, pero es de esas caras y estilos de correr que uno ve siempre en casi todas las carreras. Se me adelanta unos 10 metros y lo tomo como referencia. Acelero un poco para mantenerme a tiro de piedra y checo mi Garmin: ahora sí ibamos parejos a 4:40.

Haile al frente...
Por fin el río. Yo siento que la velocidad aumenta y empezamos a rebasar a muchos. Mi referencia se mantiene unos 10 metros adelante y no siento que sea tan fácil seguir en contacto. Pero la carrera empieza a sentirse picosita, con sabor a chile serrano. Ya estoy dentro ¡por fin!. Después de casi 1 hora, empiezo a sentir lo que se debe sentir de esfuerzo en un 21K. De pronto me veo envuelto en un grupo de 4 o 5 corredores que, a su vez, me han tomado de referencia a mí. Cuando trato de seguir las tangentes de las curvas para acortar distancias, el grupo me sigue de un lado al otro y cuando la ruta pasa por pequeñas pendientes hacia arriba, el grupo se queda un poco. Voy jalando y se siente la adrenalina; casi me siento Haile, lidereando el pelotón.

Llegamos al kilómetro 15 y el trabajo se siente, las piernas protestan pero el ritmo no baja. Según el plan debía ir a 4:30, pero las piernas se han trabado en 4:40 o en tramos un poco más rápido. El grupito ya se deshizo y alcanzo a mi corredor de referencia. Nos vamos unos metros hombro a hombro y aprovecho una curvita para acelerar. Mi referencia se empieza a quedar. ¡Soy Haile Gebrselassie, voy en la punta del pelotón y mis rivales se quedan todos atrás! Qué bonito se siente.

Ya estamos llegando al kilómetro 17. El imponente Acueducto Colonial, símbolo de la ciudad de Querétaro está al frente, damos vuelta a la derecha y una bajada me invita a meter el acelerador. Ese kilómetro sale a 4:33 pero viene el retorno y hay que ir aguas arriba, al costado del acueducto. Aún así, el kilómetro de subida no sale tan lento, pues el Garmin me chilla un 4:41 de parcial para el kilómetro 18, ahora sí trabajando en serio para mantener la velocidad en subida y ya con pocas reservas. Sigue todavía lo más picoso, ahora sí, ¡chile habanero!. Más subida hasta el kilómetro 19, que sale en 4:53, nada malo dados los muchos grados de pendiente asesina. 


A cerrar con todo...
Por fin la recta final. Siguen dos kilómetros de bajada que espero sacar en 8 minutos y algo. Se siente el deseo de bajar un poco el ritmo, pero pienso: ya no falta nada, no creo que se me rompa nada por miserables dos kilómetros de cierre. Hay que ir esquivando y rebasando a corredores que van a la retaguardia de la carrera de 10 kilómetros. El pulso sube de 135.


Alcanzo a ver un arco de globos a la vuelta de una curva, pienso que es la meta y trato de acelerar todavía un poco más y ¡No es la meta! faltan todavía unos 400 metros. De nuevo, el deseo de frenar un poco me invade, pero vuelvo a echar mano de todo el ánimo para continuar. Ya ví el Garmin y se que mis objetivos de tiempo se fueron al demonio desde la primera parte. Por lo menos quiero bajar de 1:40 para rescatar un mínimo de decencia en mi tiempo final, pero no... termino en 1:40:49. Malo y ya está. A lo hecho, pecho.

Formado en la cola para recoger la medalla me llega la tentación de autocompadecerme por mi mal tiempo, pero saco ánimos del fondo y pienso que los mas de 2 kilos de peso corporal que aún traigo de más son la causa del mal día. No está mal, ¡qué caray! Tengo tiempo por delante, aún me quedan un par de meses para zafarme el forro de grasa que todavía traigo encima y hacer un buen Maratón en Monterrey. ¡Ojalá que así sea!